El diseño web ha pasado de ser un hermano pobre del mundo de los diseñadores gráficos a convertirse en todo un sector de creatividad, con conciencia y devenir propio.
La programación, cada vez más compleja y llena de funcionalidades mágicas para hacernos la vida más fácil, es sin duda el motor de toda plataforma, pero ¿Qué sería de todo esto sin un buen diseño, con su acertada dosis de usabilidad y persuasión?
El diseño web ha dejado de ser la asignatura pendiente en el mundo online consiguiendo adaptarse a los tiempos.
Hoy, muchas páginas web se han convertido en auténticas obras de arte. Sitios web que todo diseñador soñaría tener en su portfolio. Sin embargo, hablamos de un éxito efímero, en dos años estarán obsoletas. Cuando todo parece ser perfecto, concluimos que se puede mejorar… ¿Arte efímero?, quizás no tanto, pero sí un arte dedicado a la comunicación en masa. Arte aplicado como herramienta, diseño y comunicación. No es casualidad que la mitad de libros sobre la materia lleven este prefijo en su portada.
El diseño de una página web es el responsable de gran parte de su éxito, sin embargo el complemento de la programación es incuestionable.
Es posible que algún programador o “blogger” se eche las manos a la cabeza. Una página “bonita” llenará de paciencia al navegante, disfrutará y sus sentidos se calmarán observando la información que muestra la pantalla. Hablamos de composición, colores, armonía, diseño, actualidad, pasión, comprensión, … comunicación.
Nuestros diseñadores suelen tener la cabeza llena de grandes ideas, ideas que hacen que el departamento de programación los miren como bichos raros, y meneen la cabeza sin remedio – “Eso no se puede hacer” – “Necesitaríamos dos mil millones de líneas de código para esa chorrada”- Vale, lo admitimos, quizás algunos vayan por delante de la técnica, pero de no ser por cosas así el mundo de la web no avanzaría.
Efectivamente, no todo está en las tripas de la web, en el farragoso código, en el “Lorem Ipsum” del HTML.
Reivindiquemos el diseño web y hagamos las cosas de una manera diferente. Dedicar un par de horas más al diseño para que cliente quede satisfecho puede hacer la diferencia. Por supuesto, siempre habrá multitud de puntos de vista en la dirección de arte, y normalmente los programadores no se mostrarán muy conformes con las especificaciones, pero saben que la vida es lo que tiene: retos.